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“Todas podemos contribuir al cambio cada día de nuestras vidas.” Una entrevista con Debbie Vincent.

En abril de 2014, Debbie Vincent fue condenada a seis años de cárcel acusada de “conspiración para el chantaje” en relación a la campaña SHAC.

Debbie terminó de cumplir condena en su país, Reino Unido, cuando comenzaban las medidas de confinamiento ante la crisis sanitaria de la COVID-19. En esta entrevista habla de su trayectoria como activista y las duras medidas represivas que ha tenido que afrontar y sigue afrontando ya en la calle.

Antes de la condena, Debbie dijo: “Lo que da miedo en este mundo es la opresión y la injusticia, que la gente hiera a otras personas, a los animales y a la naturaleza. Lo que es bello es la resistencia, cuando la gente se planta, dice “ya es suficiente” y pasa a la acción. La opresión y la injusticia están en todas partes, pero la resistencia también. Porque hay gente que sabe que si luchas puedes perder, pero si no luchas, estás perdida.”

Fuente original donde poder leer la entrevista en inglés:

https://kkadriblog.com/2020/05/20/we-can-all-make-a-difference-every-day-of-our-lives-an-interview-with-debbie-vincent/?fbclid=IwAR19EJlDH6EVqVS9RyrWEfVbT64c8a_GU4C-l2vWhq_WwuDMMHPmR-3dwkw

Llevas mucho tiempo siendo activista por los animales. ¿Por qué? Habiendo tantos problemas en el mundo.

La primera vez que fui consciente del sufrimiento animal fue hace 30 años y me hice vegetariana a mediados o finales de los ochenta. Aunque, desafortunadamente, hasta un par de años más tarde no llegué a hacer la conexión completa y no empecé a participar en campañas por la liberación animal o por otros temas sociales. Comencé a ser consciente del sufrimiento, las injusticias y la indiferencia que la humanidad ha creado en el planeta y a sus habitantes. Tenía que actuar, hacer que otros se enterasen e intentar ayudar a acabar con el sufrimiento que estaba presenciando. No diría que sólo soy activista por los animales, he estado involucrada y he ayudado en muchos otros campos sociales interconectados. Aunque claramente he concentrado mis esfuerzos en temas relacionados con la liberación animal.

Por favor, describe el tipo de campañas en las que has estado involucrada.

Me hice vegana en 1991, cuando empecé a estudiar en la universidad. Allí conocí a otras personas que pensaban como yo y al principio participé en los sabotajes a la caza, en las campañas contra la experimentación animal en la universidad y en diferentes temas medioambientales. Después me involucré con otros temas sociales y fui consciente de la interseccionalidad de todas las formas de opresión. Esto ocurría en un momento en el que organizaciones como Sea Shepherd, Earth First! y otras campañas de acción directa empezaban a crecer en el Reino Unido e internacionalmente. También las campañas contra la construcción de carreteras, la modificación genética y contra la guerra.

Entre 1993 y 2001, continué participando en campañas relacionadas con un montón de temas, como la matanza de tejones, la caza, la exportación de animales vivos, los circos con animales, siendo voluntaria en rescates y trabajando en santuarios en el south west. A finales de los noventa formé un grupo local por los derechos de los animales y también ayudé a crear un grupo de coalición contra la matanza de tejones y otras formas de vida salvaje por parte del gobierno de Reino Unido. También participé en un proyecto comunitario de reciclaje y recuperación y fui a manifestaciones a nivel nacional, marchas y otros proyectos.

Desde 2001 estuve viajando por todo el país, ayudando en distintos refugios de animales, en proyectos sociales, en campañas como CAFT, SPEAK y SHAC y también en campañas contra la extracción de turba y otros temas relacionados con el medio ambiente.

Una de estas campañas era SHAC. ¿Por qué crees que dicha campaña creció tan rápido y se hizo tan fuerte y terminó de una manera tan dura para algunos activistas?

A mediados de los noventa se realizaban continuas protestas contra la exportación de animales vivos en el Reino Unido, y después, a finales de esa misma década, tuvieron mucho éxito las campañas contra los criaderos para vivisección y los proveedores de animales realizadas por colectivos de base: Consort Beagles, Hillgrove Farm, Regal Rabbits, Shamrock Primate Farm y otros negocios de este tipo más pequeños de Reino Unido. Siguiendo el éxito de esas luchas, se puso en marcha una campaña contra Huntingdon Life Sciences después de que un grupo local de activistas ya realizase una larga campaña contra ellos. Se la llamó SHAC, las siglas de Stop Huntingdon Animal Cruelty (Acabemos con la crueldad animal en Huntingdon). La campaña creció rápidamente tras los avances de las protestas anti-vivisección por todo Reino Unido y también por un documental de televisión que hizo Channel 4, llamado “It´s a Dog´s Life” (Una vida de perros) que se emitió en 1997 y mostraba grabaciones conseguidas de forma clandestina de técnicos de laboratorio de HLS maltratando y golpeando animales dentro de HLS. Después de aquello hubo mucha atención mediática negativa y varios clientes y accionistas de HLS cortaron sus relaciones con la empresa, algo que se usó como detonante de la nueva campaña SHAC contra HLS.

Los activistas se manifestaban continuamente frente a las puertas de los dos edificios de HLS en Reino Unido, pero con el paso del tiempo, las órdenes judiciales cada vez lo hacían más difícil. Como respuesta y de forma táctica, se extendieron los objetivos a las empresas proveedoras, los clientes y los soportes financieros de HLS. Con el tiempo y gracias a la presión de los activistas, esto produjo que cientos de empresas pequeñas y multinacionales cortasen su relación con HLS.

Gracias a la efectividad de los activistas, a la información que se obtuvo de forma encubierta y a SHAC, HLS perdió su cuenta bancaria y su seguro y el gobierno de Reino Unido, presionado por grandes compañías farmacéuticas y lobbies, tuvo que intervenir para ayudar a la empresa. Los activistas de Reino Unido se enfrentaban a nuevas leyes que protegían a la industria de la vivisección, pero SHAC se extendió a otros países y, algo muy importante, SHAC USA nació en 2002. Para 2004, la represión a los activistas de Reino Unido y Estados Unidos iba en aumento y seis activistas de SHAC USA sufrieron registros por parte de policías armados, amparados por nuevas leyes draconianas y más tarde se les enviaría a prisión. Después, en mayo de 2007, cientos de policías de Reino Unido registraron las casas de varios activistas de SHAC en el Reino Unido y también en algunos países europeos, lo que llevó a detenciones y encarcelamientos, con largas condenas de prisión para algunas de esas personas.

Fui una de las 32 personas detenidas tras estos registros de 2007 a miembros de SHAC en Reino Unido, aunque después me dejaron en libertad sin medidas adicionales. Comencé a realizar más protestas de SHAC en la zona de Londres y a nivel nacional. Me involucré en la organización de muchas marchas a nivel nacional y en ayudar a un refugio local de gatos de la zona donde vivía.

Después, entre 2010 y 2013, sufrí otros tres registros por parte de la policía, fui a juicio y tuve que afrontar una condena de seis años por el supuesto papel que desempeñé en la campaña SHAC de Reino Unido. En 2012 y 2013, otros activistas también sufrieron registros y detenciones, ya que el gobierno continuó con su represión y su campaña de presión sobre los activistas.

Ya que estuviste en la cárcel, ¿podrías describir cómo te las apañaste allí?

En comparación con otros, fui una privilegiada y tuve suerte, y no lo digo para parecer estoica, es lo que creo. Todo el amor, la amistad, el apoyo y la solidaridad que recibí mientras estaba en la cárcel ayudó a sobrellevar lo que en ocasiones sólo se puede describir como un experimento social mal planteado.

La prisión es algo arcaico, bárbaro, contraproducente y deshumanizador. Aísla a la gente de sus seres queridos y sus comunidades. La cárcel, además, empeora la salud mental, los ataques al corazón, el miedo, el estrés y la alienación. Pero también hay camaradería, amistad y experiencias compartidas que ayudan a la gente a pasar por ello.

Estar en la cárcel es una experiencia única y varía según tus circunstancias personales, tu carácter, tu salud, tu género y en qué país o en qué cárcel estás metida. Estar en la cárcel es una situación de mierda y echaba mucho de menos la naturaleza, a mis amigos, mi libertad, por supuesto y todas esas pequeñas cosas que llenan nuestras vidas. Pero sé que la situación podía haber sido mucho peor: tenía un techo sobre mi cabeza, comida, agua y una relativa seguridad, mayor que la de incontables millones de humanos y trillones de animales, la de todas las víctimas del especismo, de los conflictos violentos, del hambre, de las políticas gubernamentales y corporativas así como de la destrucción medioambiental, de la opresión y de nuestra indiferencia a todo el sufrimiento causado en el mundo.

Aunque mi cuerpo estaba encarcelado, siempre tuve control sobre mi corazón, mi mente y mi alma. A veces, cuando no podemos controlar nuestras circunstancias, lo único que controlamos es nuestra reacción a esas circunstancias. Para las personas con problemas de abuso de sustancias y problemas mentales todo esto era aun más duro. Durante el tiempo que pasé en la cárcel, noté que el número de personas con trastornos mentales que entraban a prisión aumentaba, otro ejemplo de la falta de apoyo financiero para servicios sociales en este mundo capitalista.

Me acuerdo que dijiste que estabas estudiando jardinería en la cárcel. ¿Cómo fue aquello? ¿Puedes usar esos conocimientos a día de hoy?

Sí, me mantuve ocupada con diferentes actividades cuando podía: jardinería, gimnasia, algo de yoga, lectura y escritura y otros cursos, que incluyeron horticultura, fitness, cuidado de animales y arte.

Nunca he disfrutado de la educación formal y académica, no se me daba bien el colegio y sólo pasado un tiempo realicé estudios superiores, pero no es algo que me salga de forma natural y generalmente siempre he preferido el trabajo físico a la educación.

Dicho esto, me di cuenta de que era importante mantener mi mente ocupada e hice algunos cursos mientras estaba presa. Cuando entré por primera vez a la cárcel hice algo de jardinería, un curso de salud y fitness para ser instructora de gimnasio y también hice un curso con los samaritanos, para convertirme en escuchante (NOTA: prison listener en el original), un voluntariado para escuchar de forma compasiva a aquellos menos afortunados que lo necesitan dentro de la cárcel. En la segunda cárcel en la que estuve, Holloway, me encerraron más de 22 horas al día sin acceso a educación o actividades durante cerca de cinco meses. Después, cuando me trasladaron a la última prisión (donde pasé la mayor parte de mi condena), hice un curso de horticultura y tras eso un curso por correspondencia para obtener el diploma en cuidados animales (ya había adquirido muchos conocimientos en los refugios y los santuarios a lo largo de los años, pero no tenía ninguna cualificación formal) y también algunas clases básicas de arte. Así que en general, intenté mantener mi mente ocupada, lo cual me ayudó en la locura que es la vida en prisión.

Cuando salí, me enviaron a un albergue de libertad condicional en Reading, donde además de las condiciones de la condicional, también me imponían reglas a seguir allí en el albergue, de no hacerlo me habrían enviado de nuevo a la cárcel. Me permitieron realizar trabajo voluntario para una organización de apoyo a personas sin hogar que usaba la horticultura para ayudar a aquellos que tuviesen problemas e intentar hacerles conectar con la naturaleza y la producción alimentaria.

Cuando salí del albergue tras ocho meses y encontré un lugar donde vivir, me permitieron involucrarme en dos proyectos comunitarios ecologistas y sociales sin ánimo de lucro. Ayudaba a reparar bicis donadas que se donaban a personas desfavorecidas: refugiados, desempleados y gente que no podía afrontar los altos costes del transporte público. Y también ayudé a recolectar madera “de deshecho” de obras y de personas que la cedían y que luego se procesaba y se reusaba como madera reciclada para el patio, para construir muebles o se reciclaba en celulosa de madera, usando toneladas de madera de deshecho que habrían terminado en vertederos.

Cualquier trabajo que tuviese que hacer, tenía que ser primero aprobado y había muchos tipos de trabajo que no podía hacer debido a mis restricciones de la condicional, como por ejemplo las campañas o el trabajo por los animales.

Es muy difícil entender por qué no te dejaban hacer tantas cosas una vez que saliste. Recuerdo que no te permitían usar internet, usar las redes sociales, viajar, o comunicarte con otros activistas. ¿Cómo sobreviviste a todo eso? Ser vegano es algo casi mainstream a día de hoy, es casi imposible no comunicarse con alguno.

Aunque mi encarcelamiento físico acabó en Abril de 2017, los controles punitivos sobre parte de mi vida continuaron hasta Abril de 2020. En el Reino Unido, pasas por lo menos la mitad de la condena en la cárcel y el resto en la comunidad, pero con condiciones, bajo la supervisión de los agentes de la libertad condicional y, en mi caso, también de la policía. Estas condiciones te dejan en un limbo entre estar en la cárcel y estar “en libertad”. Normalmente son únicas para cada persona, algunas son bastante estándar pero otras, sin embargo, tienen que ver específicamente con el delito del que se te acusa.

Para mí, aquello significó: un traslado de la cárcel al albergue por policías de paisano (parece ser que no se fiaban de que yo hiciese el viaje sola, como hace la mayoría de la gente que sale de la cárcel); mientras estuviese bajo supervisión, debía tener buen comportamiento y no cometer ninguna infracción; realizar reportes para mi supervisor (y mientras estaba en el albergue, firmar varias veces al día); no residir en ningún sitio o estar en ningún lugar sin autorización previa; no involucrarme en ningún trabajo sin autorización previa; no viajar fuera del Reino Unido; sólo tener y usar un teléfono (del que tenía que dar todos los detalles); no participar en ningún debate o acto que promoviese el activismo; no tener contacto con el resto de los acusados de SHAC; no tener relación con ninguna persona que trabajase en la industria farmacéutica; dar todos los detalles de cualquier cuenta bancaria; no contactar con ningún preso o con cualquier persona que estuviese en prisión provisional; no tener contacto con ningún activista que pudiese estar condenado (después cambiaron este punto para ampliarlo a cualquier persona que la policía considerase que no encajaba dentro de las condiciones según la “inteligencia policial”); respetar plenamente a mi supervisor; no tener acceso a ningún ordenador sin autorización previa y dar todos los detalles del ordenador que hubiese usado, que a veces era inspeccionado por la policía; no borrar el historial de navegación en el ordenador que hubiese usado y notificar los detalles de cualquier trayecto que fuese a realizar en coche para que lo aprobasen (aunque podía usar el transporte público).

Y, por supuesto, la policía y los agentes de la condicional podían modificar cualquiera de estas condiciones a su antojo (¡y lo hicieron!) sin ningún tipo de notificación por escrito, transparencia o razón alguna.

El sistema penal de Reino Unido supuestamente es el equilibrio entre la necesidad de la sociedad de que se haga justicia con algún tipo de castigo, y la compasión liberal de la sociedad de darte una oportunidad para intentar rehacer tu vida. Pero no hay apoyo real para los presos políticos o muchos otros presos, sólo es un proceso estatal que te imponen, sin tener en cuenta tus circunstancias personales y a la mayoría de los presos simplemente se les lanza de nuevo al exterior (a veces sólo les dan una tienda de campaña si son personas sin hogar). Por supuesto, como presa política que mantuvo su inocencia durante el juicio y la sentencia, sólo era otra excusa que estaban usando las autoridades contra mí para controlarme aun más.

Pero a pesar de todo esto, hice lo mejor que pude en dichas circunstancias.

(NOTA: en la entrevista original, recomiendan un artículo de Lewis Pogson sobre la libertad condicional en Reino Unido. Lo podéis encontrar traducido en la página 101 de «Dentro de las jaulas»).

¿Este proceso ya ha acabado? ¿Te permiten hacer lo que quieras? ¿Y cómo te sientes en relación al hecho de que un par de semanas antes de que te pusiesen en libertad, tu país comenzase el confinamiento debido al virus?

Todavía tengo un ASBO (orden de comportamiento anti-social) que durará los próximos dos años y por la que no podré tener contacto o realizar campañas contra muchas empresas relacionadas con la vivisección, como la nueva y renombrada HLS, ahora llamada Envigo y todos sus clientes.

Sí, ¡la verdad es que no esperaba cambiar las condiciones de mi condicional por el confinamiento del coronavirus! Y en este momento, hace que viajar, realizar voluntariados y hacer campañas sea casi imposible. Tendré que esperar para ver qué pasa cuando las restricciones se vayan relajando progresivamente… La creciente prevalencia de pandemias como el coronavirus debería recordarnos que nuestros ataques al mundo natural tienen consecuencias…

El gobierno tory de Reino Unido profanó los servicios de salud y asistencia social de este país la pasada década y su propuesta inicial de la inmunidad de grupo estaba basada puramente en la economía. Creen que la gente mayor y los pobres son prescindibles, porque no engordan las arcas del estado… Así que no me sorprende que el Reino Unido haya tenido tantas muertes, como muchos países imperialistas y su forma de pensar capitalista y arrogante, actúan demasiado tarde mientras piensan como puede afectar algo así a la economía en lugar de a sus ciudadanos. ¡El único aspecto positivo es que no tenemos a Trump al cargo (lo siento, Estados Unidos)!

Me preocupa toda esa gente alrededor del mundo que carece de cuidados médicos y servicios sanitarios en esta crisis creada por el hombre. ¿Cómo es posible que exista tal desigualdad y falta de respeto hacia todos los seres vivos? ¿Qué futuro le espera a nuestro planeta cuando tratamos así de mal a tantas personas de nuestra propia especie? ¿Qué esperanza puede haber para los animales, la naturaleza y el medio ambiente? ¿Cuándo aprenderemos de una vez por todas que no podemos seguir explotando y abusando de este planeta sin que la presión que ponemos sobre él acabe afectando a la naturaleza y sus habitantes?

Tras toda tu vida como activista, ¿crees que las cosas han cambiado para los animales? Si es así, ¿qué ha cambiado?

Está claro que con la televisión, internet, etc, hay más atención pública sobre algunos temas. Por supuesto que hay cosas que han cambiado, aunque obviamente no a la velocidad o en la cantidad que desearíamos cuando vemos como ciertos tipos de maltrato animal siguen creciendo. El capitalismo es global y nuestra lucha también ha de serlo, haciendo presión para que las mejoras morales de cada país vayan en aumento con el paso del tiempo. Debemos apartar las diferencias y dar lo mejor de nosotros mismos por aquellos a los que intentamos apoyar y por los que hablamos. Durante las últimas décadas ha habido muchos cambios en nuestras propias sociedades, en las que intentamos influir y la liberación animal es aún un movimiento que está en una fase muy primeriza.

En el Reino Unido están prohibidas la caza, las granjas peleteras, las trampas para osos y las peleas de gallos y se supone que toda persona de este país es un “amante de los animales.” Pero la mayoría de “amantes de los animales” siguen siendo cómplices en el asesinato y el consumo de esos animales a los que profesan “amor.” Hay gente que usa el “bienestar” y la “conservación” como un lenguaje de complicidad, para esconderse de la opresión y el carnismo de otras especies. Los apologistas y los bienestaristas le hacen un flaco favor al reino animal, y hacen muy poco por el progreso o por cambiar el status quo.

¿Cómo ves el movimiento por los derechos animales a día de hoy? Yo creo que ha cambiado mucho. ¿Y por qué no hay tantos cambios como esperábamos?

Desafortunadamente, al haber estado aislada del movimiento durante tantos años, es difícil evaluar cómo han cambiado las cosas más recientemente. Sí, con internet ha aumentado la atención sobre algunos temas, etc, pero parece que el desempoderamiento individual es creciente debido a la enorme división entre ricos y pobres ¿Nos estamos centrando sólo en la clase media privilegiada que tiene acceso a internet y la flexibilidad financiera suficiente para el cambio? Necesitamos que una mayoría de la población humana de todas las culturas y de todos los contextos se involucre en todas las cuestiones importantes de presión del momento y en cómo están interconectadas, ya que la forma en que vivimos y nuestras acciones afectan a otros.

Para intentar predecir el futuro del movimiento de derechos animales puede ser útil ver qué cambios se han dado en la opinión pública o sus acciones en relación al estatus moral de los animales en el mundo en general. Esto, por supuesto, es muy diferente en países en desarrollo que en el nuestro. Se han dado muchos pequeños cambios en ciertas partes del mundo, pero no debemos olvidar el panorama holístico global y ser capaces de adaptar nuestro mensaje para obtener el mejor de los resultados.

Tres realidades enormes que el movimiento por los derechos animales debe afrontar: (1) La creciente población humana global y el continuo auge del capitalismo; (2) El enorme y creciente número de animales usados por los humanos en este planeta; y (3) el hecho de que las víctimas animales reales no forman parte del movimiento de liberación creado en su nombre y que sólo podemos intentar descifrar cuáles son sus necesidades.

Después de todo, no podemos conferir derechos a otras especies. A lo largo de los tiempos, todas las especies vivientes (incluso los humanos) han sido asesinadas, maltratadas y oprimidas (el opresor les quitaba sus “derechos”). Necesitamos no sólo llegar a los corazones y las mentes de otros para que vean el daño que causan, si no también cambiar el lenguaje de la opresión que reduce a los seres vivos a mera mercancía o los convierte en un enemigo, por sus diferencias con los seres humanos. Está claro que no tengo las respuestas y no quiero señalar con el dedo ni culpar a nadie, necesitamos estar unidos, sin egos o intereses creados y encontrar un camino colectivo.

¿Tienes alguna visión de futuro? ¿Debemos seguir exigiendo la liberación animal o es un sueño imposible?

Estoy orgullosa de conocer a gente maravillosa en todo el mundo que sigue intentando realizar cambios y me siento inspirada por su valor, compasión, tenacidad y esperanzas de cambiar la violencia creada por el hombre, la crueldad y la opresión en un mundo capitalista indiferente que causa un enorme sufrimiento a animales, humanos y al planeta. Todas las formas de opresión están interconectadas, y aunque sean diferentes, necesitamos cambiar y continuar desafiando el ambiente moral para que se oiga a todas las víctimas y no se las ignore, incluso a aquellas que no tengan voz humana. Si parásemos y escuchásemos realmente, observásemos e hiciésemos una pausa para pensar y entender el sufrimiento de los demás, de todas las especies y naciones, si tuviésemos empatía, compasión y amor, este mundo sería un lugar mejor para todas.

Pasar por la cárcel no ha acabado con mi firme decisión de desafiar e intentar cambiar estas injusticias, el maltrato, la violencia y la crueldad, así como todas las formas de opresión. Intentaré seguir viviendo mi vida de una forma que respete y mejore la libertad de todos los demás. Sé que tengo una vida privilegiada e intentaré usar ese privilegio para ayudar a aquellos menos afortunados que yo, más allá de cuál sea su especie, género, raza, etc, ya que todos son parte de la vida y la vida siempre debería ser más importante que las ganancias a corto plazo.

La liberación animal no es un sueño imposible si no algo básico para nuestras luchas sociales. Nuestra preservación como especie depende de los cambios que hagamos en nuestra forma de vida insostenible. La liberación animal está al frente de toda la justicia social y de las cuestiones medioambientales. Sólo existimos con la naturaleza y si destruimos la naturaleza entonces nosotros también dejaremos de existir y nuestros últimos días serán solitarios e insignificantes. Cuando “nos posicionamos del lado de los animales”, aumentamos la cantidad de valor moral y de compasión en el mundo. Tenemos que enfrentarnos al estatus de los animales como propiedades y no como individuos con sus propias vidas, hasta que el lenguaje y la liberación de todos los seres sea tomado en cuenta, así como el entorno que compartimos.

En la autobiografía de Assata Shakur (una ex integrante de los Panteras Negras que ha sufrido a manos del sistema) habla de su historia de racismo, opresión y brutalidad policial, relatando las experiencias que la llevaron a comprometerse a llevar una vida de activismo. Una de las cosas de las que habla es como al principio sentía reticencia a involucrarse en la lucha, ya que, como ella, todos desearíamos haber nacido en un mundo en el que la lucha y el activismo fuesen innecesarios…

Pero podemos contribuir al cambio cada día de nuestras vidas, no importa lo poco que sea. Cada buena acción es como una pequeña ola en el agua y, entre nosotros, esa pequeña ola puede convertirse en una gran oleada de cambios. Respeta toda vida, disfruta del momento, sigue tu corazón y acepta tus miedos. ¡Sigamos adelante!

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