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El efecto Tilikum y la caída de Sea World. Jason Hribal.

01Tilikum

Texto original publicado en la revista “Counterpunch” el 9 de octubre de 2015, disponible en la página web del autor.

El efecto Tilikum y la caída de Sea World

De Jason Hribal

Hace ya cinco años desde que la orca Tilikum atacara y matara a su entrenadora de Sea World, y su repercusión sigue a día de hoy. La mala prensa continúa. Los beneficios y el valor de las acciones caen aún más si cabe. Puede que el parque nunca recupere su imagen del todo. Sin embargo, Tilikum parece haberse perdido de nuestra vista. No digo que Sea World le esté ocultando. Lo que quiero decir es que ya no es tema de conversación en las charlas. Coge cualquier artículo periodístico o comentario sobre Sea World redactado durante el año pasado o el anterior, y probablemente no encuentres ninguna referencia  sobre él, aunque fueron sus acciones las que provocaron que todo esto empezase. Es como si su historia hubiera sido lentamente eliminada.

Hay varias razones para explicar este hecho. Parte de la culpa la tiene Blackfish. El documental convierte a los ex-entrenadores, conductistas y biólogos en héroes de la historia. Tilikum quedó como una víctima, una orca con carácter violento, resultado de continuados años de trauma. No se menciona, por ejemplo, el trabajo. Nada sobre el entrenamiento por el que tienen que pasar las orcas, ni el largo calendario anual de espectáculos en los que tienen que actuar. Tampoco aparecen las discusiones de las negociaciones que hay entre los artistas y los entrenadores. Puede que no se comente, pero deberías saber que hay un tira y afloja con la cantidad de peces se le da a cambio su trabajo. No se trata de una relación unilateral. De hecho, lo que podríamos considerar una injusticia hacia Tilikum, se convierte en un trágico accidente. La entrenadora cometió un error y la orca se volvió loca. Cuando es ésta la narrativa que nos relatan, cualquier posibilidad de agencia, de que sus acciones pudieran tener un impacto histórico profundo, se desmorona. Nos quedamos con una visión de arriba hacia abajo y Tilikum no figura como un elemento importante en la historia que están contando, o por lo menos, no de manera activa. Resulta fácil de olvidar.

Otro motivo sería que nuestro conocimiento del reino animal viene casi exclusivamente de biólogos y conductistas. Ésta dependencia excesiva ha llevado a crear lagunas significativas de este mismo conocimiento. La  agencia, por ejemplo, es un fenómeno histórico. El trabajo y la resistencia son temas que las disciplinas relacionadas con la biología no tratan. Necesitas a un historiador o un sociólogo para manejar este asunto. Aunque la historia de los animales, particularmente en lo que respecta a agencia, es relativamente nueva, no significa que no se pueda hacer. Hay muchas fuentes primarias y secundarias que, si nos molestamos en hacer un esfuerzo, echar un vistazo y hacer que nuestro cerebro  se ponga a trabajar, pueden proporcionarnos una imagen de calidad sobre la vida y los trabajos de otros animales.

Ni los biólogos ni los conductistas han recibido con agrado a quienes se han aventurado en lo que antes fuera de su exclusiva competencia. Pueden ser enormemente despectivos y reaccionarios. Las acusaciones de antropomorfismo y las evidencias anecdóticas empiezan a volar por ahí. Pero Tilikum no es un dibujo animado y su ataque no fue anecdótico. Hay un contexto histórico y muchas relaciones socioeconómicas; y la mayor parte necesita desesperadamente una mayor investigación.

Esos ataques, el rechazo para actuar y las demandas de pescado, entre otros muchos factores, son solo el principio de mucho más que espera ser descubierto. Y esto va más allá de una única orca. Nootka, Orky y Kasatka, por nombrar solo algunas de las otras orcas de Sea World, tienen sus propias e importantes historias. No son casos de psicosis. Solo agencia en acción.

Pero últimamente, este borrado de la historia de Tilikum es sintomático de algo más grande: la antigua creencia de que los animales no tienen historia. Pueden, sin duda, tener un papel en la historia, pero solo en el sentido de ser utilizados y manipulados por los humanos. Los animales son, históricamente hablando, poco más que objetos pasivos. Podríamos estar hablando de un martillo, “un martillo dio forma a la historia”, y aún así tener el mismo significado. ¿Por qué motivo? Bueno, puedo daros 2500 años de argumentos resumidos en pocas palabras. Los animales no tienen historia porque no tienen intencionalidad. ¿Por qué? Porque no hacen uso de la razón, ni del lenguaje. ¿Por qué? Porque no tienen alma. ¿Por qué? Porque Dios hizo a los humanos a su imagen y semejanza y solo ellos pueden ser especiales. De hecho, todo lo que se refiere a este argumento, puede remontarse a esta fuente: la idea del la singularidad humana.

Es una de las ironías más fascinantes el que, en términos de racionalidad, lenguaje y emoción de otros animales, la evidencia histórica haya estado abrumadoramente en el lado afirmativo. Puedes retroceder varios cientos o miles de años. Sin embargo, no es del empirismo de lo que trata este debate. Si lo fuera, los discípulos de Pitágoras habrían planteado el debate hace miles de años. El trabajo de eruditos como Jeffrey Masson, Marc Bekoff o Frans de Waal no habría existido, porque sus ideas se habrían aceptado como hechos hace mucho tiempo. Darwin no habría sentido la necesidad de explorar las expresiones de emoción en seres humanos y animales. Descartes habría sido expulsado por la bufonada de su propuesta. Pero no es lo que sucedió realmente. Los seguidores de Pitágoras perdieron. Descartes ganó. Darwin, en lo que se refiere a este trabajo, fue ignorado. Esos estudios contemporáneos parecen innovadores.

Incluso en cuanto a las almas, el debate no ha estado necesariamente en la dirección que podrías pensar. La primera traducción de la Biblia en inglés se realizó en el siglo XIV. Se dio a conocer como la Biblia de Wycliffe y sus traductores creyeron que el libro no debía ser conocido solamente por unos cuantos elegidos, sino que todo el mundo debería tener libre acceso al mismo para poder estudiarlo. Una propuesta más peligrosa para esa época. En cualquier caso, lo que nos interesa a nosotros es  su traducción del Génesis 1:20, 21, 24 y 30. Cada versículo afirma que los animales tienen almas vivas. Las que se arrastran, las de labor o incluso las bestias irracionales de la tierra, todas tienen almas.

No obstante, tal punto de vista, duró poco. En la última Biblia de Tyndale, solo el Génesis 1:20 afirma que los animales tienen alma. Los otros versículos se cambiaron para referirse a criaturas vivas o criaturas que poseen vida. Para la versión de James de 1611, todas las referencias de las almas fueron eliminadas. De hecho los críticos contemporáneos  intentarán convencernos de que las palabras de Wycliffe no quieren decir lo que aparentemente dicen. “Alma” quiere decir realmente “vida” y nada más. Pero esto es una pura equivocación. Los traductores de Wycliffe podían haber seguido el mismo camino que James, pero eligieron no hacerlo. Querían decir lo que dijeron. El alma reside en cada criatura.

La condición humana es frágil. Somos, quizás, la más débil psicológicamente de todas las especies. Esta es la razón por la que los estándares educativos estatales, para la formación en ciencias, requieren unas lecciones que adviertan a los niños más pequeños sobre los peligros del antropomorfismo. Esta es la razón por la que la mayoría de asociaciones de la lengua[1] aún ordenan utilizar “ello” (“it”) para otros animales, en vez de él/ella de acuerdo al género. Esta es la razón por la que la Asociación de Zoos y Acuarios reivindica que, aun cuando los delfines y las ballenas pueden tener habilidades asombrosas, sería un error concluir que son “excepcionalmente inteligentes”.

Pero a pesar de toda condición, negativa o absoluto rechazo, una pequeña verdad siempre acaba abriéndose paso. Mi favorita es cuando la gente se queja de ser tratada como un animal. Si prestas atención, lo escucharás sistemáticamente, y esto mismo pasa en cada idioma y cultura. “Me tratan como si fuera ganado”, “…un perro”, “…un burro”. Podrías encontrarte a ti mismo diciendo algo así. Queda probado que, a lo largo de la historia, otros animales han sido explotados y maltratados exponencialmente mucho más, haciendo que dicha comparación por parte de los humanos parezca fuera de lugar y poco apropiada. Es también irónico que, cuando se revierte la situación y se dice que el sufrimiento de los perros es comparable al de los humanos, muchas personas retroceden horrorizadas y claman que se trata de un uso indebido de su exclusivo sufrimiento. Sin embargo, aquí no hay necesidad de excepcionalismos. Cuando las personas dicen que están siendo tratadas como animales, revelan las coincidencias que hay y hacen conexiones. Puede suceder en un nivel cognitivo más profundo, pero sucede. Sólo haría falta un empujoncito para empezar a pensar de manera reflexiva y traer nuevas preguntas sobre nuestras relaciones con otros animales a un primer plano.

La resistencia se define como “oposición”, un lado que se opone a otro. Tilikum sabía hacer su trabajo. Había hecho esa rutina cientos de veces, o quizás más.  Conocía las recompensas y los castigos. Pero ese día hace cinco años él, junto con las otras orcas, no cooperaron. Se saltaban partes del show y se negaban a reconocer las órdenes. Poco después, Tilikum cogió a su entrenadora y la ahogó. Fue un acto deliberado. No fue el único en cometer ese tipo de acciones violentas. Puedes llamar criminales a las orcas. Puedes llamarlas heroínas. Puedes insultarlas. Pero no puedes decir que son víctimas, que no sabían lo que lo que estaban haciendo. Se trató, por parte de Tilikum, de un acto de oposición deliberado contra sus entrenadores y contra la cautividad impuesta por Sea World. Fue un acto de resistencia que ha cambiado la trayectoria de la historia. Tilikum se merece el reconocimiento por ello. Él es el personaje principal de la historia sobre la caída de Sea World.

 

 


[1] En Estados Unidos no existe una “Academia de la lengua” como en el estado español, y las modificaciones del lenguaje vienen determinadas por múltiples asociaciones de la lengua.

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