Extraído del blog de Tras los Muros.
¿Cuándo y por qué motivos surge la idea de llevar a cabo un proyecto editorial?
El proyecto comienza en junio de 2013. Algunas de nosotras estábamos participando en un espacio en Madrid, el Local anarquista Magdalena, un proyecto que esos años entre otras cosas se dedicaba a editar libros. Desde ahí, además de libros sobre la lucha libertaria, la lucha anticarcelaria o del movimiento obrero se sacaron unos cuantos libros antiespecistas, entre ellos Liberación animal: más que palabras, Veganismo de la teoría a la acción, Encendiendo la llama del ecologismo revolucionario, R:209: habla el frente de liberación animal o Bestias de carga. También durante esos años se ayudó con la distribución de DVDs y libelos de los cuales se movieron gran cantidad de copias como por ejemplo Tras el pasamontañas, La historia de Jefrey Luers, Jill Phipps o Introducción a la experimentación animal.
En un momento dado, el local decidió dejar la edición y distribución de libros para centrarse en otras ramas del proyecto como su biblioteca, y es ahí es cuando decidimos empezar con ochodoscuatro, al ver que durante años habíamos editado libros que nos parecían interesantes y que sería una pena que se dejasen de mover. Esa necesidad que sentíamos de que no se quedaran esos libros aparcados la convertimos en una oportunidad para crear un proyecto más sólido, que se dedicara exclusivamente a la búsqueda y edición de textos por la liberación animal, y varias personas del Local Anarquista Magdalena y de la Asamblea Antiespecista de Madrid nos unimos y nos pusimos manos a la obra.
En otras entrevistas os habéis definido como una editorial militante, antiespecista y autogestionada. ¿Podéis desarrollar esto en mayor profundidad?
Que somos un proyecto antiespecista quizá no hace falta que lo expliquemos mucho. Si alguien está leyendo esto seguramente ya sabrá qué es el especismo y por qué debe ser combatido hasta su erradicación. Nos oponemos a todas las formas de explotación animal y pensamos que es positivo explicitarlo. Muchas veces creemos que la gente antiespecista apoyamos luchas contra formas de explotación animal concretas (tauromaquia, circos, zoos) y por sumar apoyos dejamos en un segundo plano nuestras motivaciones y objetivos reales. Nos parece que atravesamos un momento histórico en el que es importante posicionarse abiertamente como antiespecistas y dotar de contenidos profundos a nuestra acción política.
Decimos que somos una editorial militante porque eso nos sirve para explicar nuestro punto de partida, nuestros objetivos y nuestro entorno. Somos personas que venimos de colectivos y asambleas, no del mundo editorial, académico o de la cultura. Como ya hemos dicho, la editorial es una herramienta con la que pretendemos aportar al avance de las ideas y las luchas, y eso condiciona todo lo que hacemos y cómo lo hacemos, es nuestra razón de ser como grupo. Nos consideramos mucho más un colectivo que una casa editorial al uso.
Y con autogestionada nos referimos a la forma de organizarnos, que es horizontal y asamblearia, sin hacer distinciones entre quienes toman las decisiones y quienes las ejecutan. También remarcamos esta palabra para incidir en que todo el dinero que se obtiene con la venta de libros se reinvierte en el proyecto. Entendemos y respetamos que cada proyecto tenga unas necesidades y unas formas de actuar, la nuestra en ese sentido desde el principio ha sido esa, cero beneficio económico personal para quienes participamos en la editorial.
¿Qué criterios forman parte a la hora de editar un libro? ¿Tenéis en cuenta las necesidades formativas del entorno militante del que formáis parte?
En realidad son varios los factores que influyen a la hora de editar un libro. Uno de los principales criterios que tenemos en cuenta es que pueda contribuir al avance de las ideas y a la lucha; que pueda aportar algo nuevo al debate y así ayudar a enriquecer el discurso y a profundizar en él permitiendo un análisis más amplio tanto de un tema concreto como de la lucha en general. También tienen gran influencia nuestras preferencias, pues buscamos textos en los que se traten los temas en los que estamos más interesadas, como por ejemplo ahora pueden ser las conexiones entre las diferentes opresiones o temas relacionados con la represión, tema que pensamos que dentro del antiespecismo se trata bastante poco y que esta lucha como cualquiera que se levante contra los intereses de grandes poderes e industrias no tardará en sufrir la represión de forma más intensa a como lo viene haciendo hasta ahora en el Estado Español.
Venimos de un entorno libertario, en el que damos gran importancia a ideas como el apoyo mutuo, la solidaridad entre oprimidas, la lucha contra el encierro, las jerarquías y la autoridad… y creemos que esto también es algo que se ve reflejado en nuestros libros, ya que a la hora de escoger un texto que queremos editar tenemos en cuenta este factor. Podemos decir además que el contexto espacio temporal en el que estemos también es importante ya que a lo largo del tiempo podemos estar más centradas o interesadas en un tema u otro.
En cuanto a las necesidades formativas, publicamos lo que nosotras pensamos que puede ampliar y enriquecer el discurso.
¿Qué relaciones mantenéis con los y las autoras de vuestras ediciones?
Como norma general, cuando un texto lo hemos leído y hablado en la asamblea y hemos decidido que tenemos un interés claro en editarlo, nos ponemos en contacto con quien lo haya escrito.
Decimos «como norma general» ya que en algunas ocasiones la autoría es anónima o quien lo escribió ha sido ilocalizable. Podemos decir, sin ningún atisbo de duda, que todas las autoras se han mostrado siempre entusiasmadas con que queramos editar sus textos, y siempre nos han facilitado todo lo posible el poder realizar todo el proceso.
Hay que tener en cuenta que normalmente los derechos de los escritos ya editados en otros idiomas no los tienen las propias autoras, sino que son propiedad de la editorial con la que lo publicaron originalmente. Aun así, al explicarles nuestro proyecto, nuestras motivaciones y nuestra forma de trabajar siempre han accedido a ayudarnos o bien gratuitamente o bien mediante una venta simbólica de los derechos de la obra.
Por poner algunos ejemplos concretos, tenemos un contacto bastante fluido con Jason Hribal (le llamamos para organizar alguna videoconferencia, nos manda algunos textos nuevos, etc.), Lewis Pogson estuvo muy atento de enviarnos propuestas de textos que pudiesen completar los escritos originales de Dentro de las jaulas y tanto Pattrice Jones como Jake Conroy (autoras de dos de los próximos libros que publicaremos) están ayudándonos mucho a sacar las ediciones adelante.
Siempre nos hemos sentido muy cuidadas por las autoras de todos nuestros libros. Son todas activistas y compañeras y es muy fácil trabajar cuando las motivaciones y las formas de organizarse son compartidas.
Aportáis lecturas para el análisis. ¿Consideráis que hay suficiente debate estratégico?
Creemos que dentro de las personas que participan en la lucha antiespecista hay muchas ganas, mucha energía, pero también creemos (y es sólo nuestra opinión, es decir, sólo se basa en lo que vemos y vivimos en nuestra ciudad y en nuestros entornos), que hay más buenas intenciones que estrategia. No obstante, en ningún caso hay que despreciar esa energía de la que hablábamos. Eso denota que somos un movimiento vivo. Esperemos que quede claro que en este análisis nos incluimos.
Pensamos que hay mucha movilidad en internet, pero no hay muchos espacios creados para el debate, para saber qué hacen otros colectivos e iniciativas particulares, no salen muchos textos reflexivos, no hay muchas páginas webs de referencia que sirvan para ver convocatorias, noticias, textos, etc. Sí que es cierto que están proliferando las jornadas que suelen incluir charlas y/o debates y ese formato posibilita un encuentro físico cara a cara que otros medios no pueden proporcionar. Y en algunos temas concretos sí creemos que se están debatiendo posturas y tomando algunos posicionamientos. Podríamos resumir diciendo que hay cierto debate, casi nunca estratégico sino más bien referente a ideas y principios, y que nos gustaría que hubiese más (de ambos tipos).
Con esto tampoco queremos decir que haya que crear una estrategia común, creemos en la diversidad de formas de funcionar y sobre todo de intentar usar la herramienta adecuada en cada momento.
¿Observáis algún tipo de influencia de vuestro trabajo en el movimiento? En tal caso, ¿cuál ha sido?
Nos parece difícil evaluar algo así. Hemos sacado varios títulos y tocan temas diversos, lo cual dificulta valorar el impacto que pueden estar teniendo. Lo que sí observamos es bastante interés por el proyecto y por los materiales que editamos, tanto a nivel de cantidad de ejemplares movidos, como a nivel de interacción, respuesta y propuestas que recibimos por parte de personas y colectivos que utilizan esos materiales. También hay algunos temas que se tocan en libros que hemos editado que pensamos que sí tienen más vida ahora que hace unos años, como puede ser el análisis sobre la represión, la visibilización y apoyo a quienes la sufren, la comparación entre las diferentes formas de encierro (explotación animal/cárceles de humanos), la cuestión de la agencia y la resistencia animal, las conexiones entre diferentes formas de opresión, el fomento de la autoorganización de base, etc. Pero nos resulta imposible saber cuánto hemos contribuido a ello. Consideramos que tenemos cierta afinidad con algunos colectivos e iniciativas, que hay líneas de trabajo comunes y que sí que hay ideas que están siendo compartidas por más gente y además se están profundizando los discursos.
También queremos aprovechar esta pregunta para dejar claro que no nos consideramos un ente separado e impermeable que provee de ideas al resto del movimiento, eso sería horrible. Como colectivo también consideramos que nos empapamos de otras aportaciones y eso nos enriquece, y agradecemos de corazón el trabajo que están haciendo otros proyectos e individualidades en ese sentido. La mayor parte del tiempo de nuestras asambleas lo dedicamos a organizar el trabajo que hacemos, pero también muchas veces acaban surgiendo momentos para hablar y reflexionar sobre lo que han hecho otros grupos o sobre aportaciones teóricas que van saliendo.
En vuestras ediciones hay una carga política explícita. ¿Es el movimiento de Liberación Animal un movimiento político?
Entendiendo la política no como una profesión o una vía netamente institucional, sino como el proceso por el cual se pretende cambiar algo que nos rodea y que nos afecta directa o indirectamente: sí.
El actual sistema económico occidental (que es del cual nos sentimos legitimadas a hablar) se ha desarrollado gracias, en gran medida, a la explotación de otros animales. La liberación animal significaría hacer tambalear el sistema económico y las relaciones de poder en múltiples niveles. No se reduce solamente a reconocer el interés por vivir en libertad de todos los animales, sino que se requiere rebajar el autoconcepto que el ser humano tiene de sí mismo hacia una perspectiva más humilde de su posicionamiento en el mundo.
Para lograr estos objetivos «revolucionarios», tenemos a nuestra disposición todas las herramientas y tácticas que se nos puedan ocurrir. Nosotras hemos decidido centrarnos en la potenciación y difusión de diferentes teorías y análisis críticos y estratégicos del movimiento para que éste pueda hacerse cada vez más fuerte y seguro, así como darle voz a una historia muchas veces callada y otras tantas olvidada.
Algunos de vuestros libros describen y defienden lo que históricamente se ha entendido como acción directa (sabotajes, liberaciones, bloqueos, irrupciones, …). Sin embargo, aunque existen algunos precedentes, el movimiento estatal nunca ha dado ese paso en un sentido amplio. ¿A qué creéis que es debido? ¿Consideráis la acción directa una vía de lucha de la que se puede prescindir?
Esta pregunta es muy compleja, y no nos vemos con la capacidad de realizar el exhaustivo análisis que sería necesario para poder responderla en profundidad, ya que toda acción o la ausencia de la misma hay que contextualizarla en el ambiente político y personal de quienes la han llevado a cabo (o han decidido no realizarla).
Dentro de las múltiples interpretaciones que se pueden hacer del término acción directa nosotras la entendemos como una metodología que busca ir a la raíz del problema, y que funciona sin personas ni instituciones intermediarias. Esto es, de manera autónoma. Es el individuo o colectivo quien se hace cargo de una acción, cara a cara, y asumiendo todos los riesgos. Esta forma de trabajar históricamente ha acompañado a los movimientos revolucionarios, especialmente al anarquismo, ya que no deja lugar a jerarquías o institucionalismos de ningún tipo. Obviamente, el movimiento por la liberación animal no ha sido ajeno a esta praxis, en ocasiones con éxito y en otras con sonados fracasos. También ha sufrido, y sigue sufriendo, las consecuencias de elegir esta metodología, como son los accidentes (de muchos tipos), la represión (en forma de cárcel o torturas), e incluso el asesinato de activistas.
¿Qué significa esto? Que la acción directa se puede utilizar de muchas maneras y manifestarse de diferentes formas, ya que las formas de utilizarla son múltiples. Como bien has comentado, ejemplos de acción directa serían los sabotajes, las liberaciones, los bloqueos y las interrupciones, pero también el dar la cara en la calle en una concentración, repartir panfletos, sujetar carteles en la puerta del circo, etc.
Como es obvio, todas las acciones se pueden medir bajo nuestros principios éticos según una escala de legalidad y otra de justicia. Esto es, una acción puede ser totalmente justa y necesaria, pero a la vez completamente ilegal, como es el caso de las liberaciones o los sabotajes. En estos casos es donde entra como variable de la ecuación la represión. La posibilidad de acabar represaliada (bien sea a base de sanciones económicas, de tortura o de encarcelamiento) potenciada por las cada vez mayores herramientas de control social existentes es la principal, a nuestro entender, razón por la que este tipo de acciones no se llevan a cabo con mayor asiduidad.
A esta represión podríamos añadirle diferentes factores que han podido (o pueden en la actualidad) influir en la decisión de asumir o no los riesgos de realizar determinadas acciones. En primer lugar, la ausencia de una cultura antirrepresiva y/o de acompañamiento a la persona represaliada dentro del movimiento por los derechos animales. Esto significa que no existe únicamente el miedo a sufrir represalias, sino que está presente el temor a sufrirlas en soledad, sin un apoyo lo suficientemente grande para poder sobrellevar esta situación. Esta circunstancia sería necesaria trabajarla activamente en nuestros colectivos y en el entorno de nuestras luchas políticas, ya que depende exclusivamente de nosotras poder solventarla. En segundo lugar, el «movimiento» (sin llegar a tener claro cómo definir este concepto) está creciendo y, como es normal, surgen distintos discursos hegemónicos que no dan pie a segundas valoraciones o discursos y estrategias no sólo diferentes, sino complementarios al mismo. Este discurso en el cual se explicita qué tácticas y herramientas hay que seguir y utilizar colabora en señalar a toda persona que pretenda utilizar un camino distinto para lograr el mismo u otros objetivos. En este caso podemos hablar, por ejemplo, tanto de promover únicamente la vía institucional como el de utilizar exclusivamente medios legales, en vez de entender que son necesarias acciones heterogéneas coordinadas que sumen juntas hacia la consecución de un fin.
¿Cómo veis la evolución del movimiento de Liberación Animal en el Estado español en los últimos años?
Dentro de nuestro colectivo las sensaciones son dispares, y no tenemos una respuesta concreta. Vemos cómo hay más colectivos que hace unos años (tanto pequeños como grandes) y, en parte relacionado por ello, sentimos que hay una mayor difusión del veganismo en términos generales (presencia en la calle, en los mass-media, etc). Aun así, percibimos que se produce una suerte de difuminación del mensaje para poder acceder a estos canales de transmisión de las ideas y encajar en el sistema de consumo habitual. Renunciamos en muchas ocasiones a la difusión del conflicto para dar más peso a una visión positivista de ciertos aspectos de nuestra lucha, como pueden ser la dieta o un activismo de menor intensidad.
Consideramos fundamental la labor de los santuarios, que crecen en número cada año, ya que son un ejemplo de acción directa y de compromiso radical con los demás animales, pero por otro lado vemos con preocupación cómo la explotación animal aumenta también sus cuentas año tras año. Por cada victoria y vida salvada el capitalismo nos devuelve a la realidad con golpes cada vez mayores.
Creemos también muy positivo que en los últimos años está cogiendo fuerza dentro de la teoría y la práctica antiespecista el relacionar activamente nuestra lucha con otras cercanas, tanto en planteamientos como en objetivos. Hablamos de la interseccionalidad. El haber conseguido hacer confluir colectivos y ambientes antes independientes para engrosar nuestro conocimiento, nuestras tácticas y perfeccionar nuestros planteamientos para lograr un cambio radical en todos los aspectos de nuestra vida (y en la de los demás animales). Ejemplos de esta interseccionalidad serían las relaciones de las teorías antiespecistas con las teorías transfeministas, antirracistas, anticapitalistas, etc. Al fin y al cabo todas ellas sufren una opresión que se manifiesta de formas muy parecidas, y cuyo eje central es el autoritarismo.
Pero, ¿qué entendemos por el movimiento? ¿Dónde empieza y dónde acaba? Según cómo se entienda puede ser homogéneo o muy heterogéneo. Puede abarcar muchas prácticas o muy pocas. No nos sentimos muy seguras utilizando este término a la hora de analizar nuestra evolución, ya que podemos acabar relativizando nuestro trabajo o el de otras compañeras. Sea como fuere, se nos complica aún más hablar de ello «desde dentro», ya que no podemos valorar bien el alcance de nuestra voz y nuestras acciones. En ocasiones nos sentimos muy poderosas y en otras nos puede la desidia de no ver un avance significativo en la lucha. Sea como fuere, estamos muy motivadas y sentimos la fuerza de tanta gente que día a día lo da todo por una causa que consideramos justa y necesaria.
Otro punto que nos parece relevante es el de la cuestión institucional y la coyuntura actual con los llamados «ayuntamientos del cambio». Por un lado, se abren posibilidades de conseguir cambios concretos que terminen con ciertas formas de explotación o que las restrinjan tanto que se vuelvan económicamente inviables. Eso desde luego es interesante. Por otro lado, no podemos olvidar que nos encontramos ante formaciones políticas profesionalizadas y con cero ideal y compromiso antiespecista. Eso trae bastantes límites a lo que podemos esperar de ellas, tanto por el tipo de estructura que son (con sus dinámicas y sus ataduras) como porque no tienen interés alguno en la liberación animal, sino en todo caso en alcanzar ciertos grados de bienestar animal, suprimir algunas prácticas especialmente aberrantes (siempre que sean consideradas así por la mayoría social) pero a la vez no entrando ni a cuestionar otras prácticas explotadoras y asesinas a gran escala, como pueden ser la ganadería, la pesca o la caza. También esa pequeña esperanza que nos pueden traer se puede volver en nuestra contra, ya que se basa en la delegación y en creer que los cambios vendrán de la mano de un cuerpo especializado.
Una premisa bastante clara del movimiento por la liberación animal es que si quieres un cambio debes luchar por él con todas tus fuerzas. No podemos dejar algo tan importante en manos de otra gente, sobre todo si esa gente tampoco demuestra un especial interés en conseguir que se respeten los intereses de los demás animales y en acabar por tanto con su explotación a todos los niveles.
El reto que se nos plantea es cómo aprovechar las oportunidades que se presentan para ir acabando con cosas como los circos con animales o los festejos que usan animales, sin perder la perspectiva antiespecista y sin dejar que nos acaben marcando la agenda política a cambio de cambios muchas veces minúsculos. Y también, por supuesto, cómo ir tejiendo una red de colectivos de base que no necesitan estar centralizados ni rígidamente coordinados pero que sí puedan en momentos puntuales hacer fuerza en una misma dirección o tenderse las manos que sean necesarias. El tiempo dirá si vamos acertando o errando, lo que parece claro es que estamos en una fase un poco distinta en las luchas y nos estamos jugando la consolidación de ciertas formas de entender la lucha antiespecista o disolvernos en el mundo animalista e institucionalizado. Nuestra apuesta es la autoorganización, de base, ligada a lo local, capaz de establecer lazos con otros colectivos y otras luchas por la liberación.
Como hemos comentado antes, nosotras englobamos el antiespecismo dentro de una lucha más grande: la antiautoritaria. Los diferentes frentes que combaten la opresión en sus distintas manifestaciones tienen un enemigo común que se sirve de todas ellas: el capitalismo; el cual utiliza las distintas expresiones de poder (como pueden ser el patriarcado, el especismo, el Estado o cualquier otra) para mantener su status quo. Como bien explica Jason Hribal, el capitalismo nació y se ha desarrollado gracias a la explotación de otros animales, y es imposible que este sistema se mantenga si cesa dicha explotación. Bob Torres trata este tema en uno de nuestros libros, y acaba hablando de la violencia estructural que utiliza el Estado para mantener el estatus de los animales como objetos de consumo.
Por otro lado, ¿crece el movimiento o crece la conciencia? Observamos que a las diferentes convocatorias de Madrid en las que hemos participado no acude mucha más gente de la que lo hacía antes, y los colectivos que conocemos no son significativamente más grandes. Existen más colectivos, pero no hemos llegado a crear una red interna de comunicación horizontal.
De cara al futuro queremos promover algunos de nuestros postulados más firmes. Cualquiera puede hacerse activista por los demás animales. Si bien decimos que la conciencia es cada vez mayor, también mayor es la necesidad de que crezca el número de personas implicadas en la liberación animal. No creemos en héroes ni protagonistas. Quienquiera que esté leyendo estas líneas puede tener por seguro que, si se implica en cualquier grado en la liberación animal, sus acciones van a tener un fruto a corto, medio o largo plazo. Si algo nos han enseñado estos años, es que la satisfacción por las vidas salvadas es mayor que cualquier derrota por dura que sea.
Tenemos que aprovechar este aumento de la conciencia antiespecista para potenciar unos quehaceres horizontales, autogestionados, serios, rigurosos y fuertes, para que vengan de donde vengan los golpes nuestra capacidad de reacción esté a la altura. Con la ayuda de compañeras de otras luchas, con el antiespecismo como bandera y con objetivos concretos y una utopía siempre presente en el horizonte que haga que jamás retrocedamos.
¿Qué libros podemos esperar en 2017?
Ya casi a mediados de año, podemos decir que tenemos algunas ediciones a punto de salir a la calle, ya que estamos ultimando detalles de la traducción y las correcciones.
Por nombrar algunos de los próximos libros, podemos hablar de un cuento infantil titulado La Revobulliprotesta, en formato de álbum, que narra la historia de unos animales encerrados en un zoológico que buscan la manera de poder salir de ese horroroso lugar.
Como ensayos teóricos tenemos varios títulos muy interesantes y que nos están motivando mucho como por ejemplo Los bueyes en la intersección, de Pattrice Jones, que habla del debate que surgió a raíz de que se decidiese que dos bueyes, después de años siendo las mascotas oficiales de una universidad estadounidense, se llevasen al matadero. Pattrice analiza cómo se desarrolló la lucha por parte del sector antiespecista para enviarles a un santuario, y cómo a dicho sector le atravesaban multitud de fantasmas como el especismo, el género, diferencias ideológicas, racismo, etc.
También estamos trabajando en una edición de la Asamblea Antiespecista de Madrid, que está elaborando un texto sobre autoorganización, otro libro escrito por Jake Conroy que será una ampliación de la charla dada por él mismo en Madrid hablando de la campaña del SHAC y la represión que sufrieron él y sus compañeras y varios audiolibros de textos ya publicados, como son En ese sitio maldito donde reina la tristeza y Qué es el veganismo.
¿Queréis añadir algo más?
Sólo nos gustaría dar las gracias a Tras los Muros por la labor magnífica que haces, y por supuesto por ofrecernos la oportunidad de darnos un poco de voz en esta entrevista.
Nunca nos cansaremos de repetir que proyectos como éste a nosotras nos animan muchísimo y nos dan una energía muchas veces imprescindible para poder seguir adelante con nuestras luchas diarias.
Desde aquí, y como últimas líneas, queremos volver a animar a cualquiera que haya leído hasta el final estos párrafos a que, si no lo ha hecho todavía, dé el paso para convertirse en activista. Da igual el frente que se elija, porque todo está interconectado. Lo importante es esforzarse por aprender y por compartir apoyos, fuerza y tesón. Un fuerte abrazo a todas.